Con más de 250 asistentes, este lunes 22 de septiembre la Facultad de Ingeniería de la UBA volvió a ser escenario del abordaje de un tema vinculado a la agenda pública nacional, a partir de la charla realizada en las instalaciones de la sede de Av. Paseo Colón 850, bajo el título "Explotación de hidrocarburos no convencionales".
Las disertaciones estuvieron a cargo de Fernando Giliberti, vicepresidente de Estrategia y Desarrollo de Negocios de YPF y Thomas Murphy, del Marcellus Center for Outreach and Research, Pennsylvania State University. El encuentro, que fue moderado por Víctor Bronstein, director Instituto del Gas y del Petróleo de la FIUBA, fue organizado por el IGPUBA (Instituto del Gas y del Petróleo de la FIUBA) con el apoyo del IAPG (Instituto Argentino del Petróleo y del Gas), y contó con palabras de bienvenida del decano de esta Casa de Estudios, el Prof. Ing. Horacio Salgado.
En su introducción, Bronstein señaló la importancia del desarrollo de nuevos recursos, sin dejar de contemplar las cuestiones ambientales y políticas. “Actualmente, se piensa y se investiga en energías alternativas a las que proveen los recursos naturales, pero hay que saber que es un momento de transición y que nos va a llevar décadas dejar atrás la explotación de combustibles fósiles. Cuando se decía que el siglo XIX era el siglo del carbón, sin embargo, en 1900 en la mayor parte del mundo todavía se consumía leña, principalmente. Y cuando en el siglo XX se decía que era el siglo del petróleo, recién a partir de la década de 1960 el consumo de derivados del petróleo superó al carbón. Por eso hoy en día tenemos que poner en valor este tipo de recursos naturales no convencionales, que son los necesarios para alcanzar un autoabastecimiento energético y un mejor desarrollo como sociedad”, dijo el director del IGPUBA.
En su exposición, Murphy señaló que “en muchos de los lugares en los que se está trabajando con shale en Estados Unidos observamos que hay un alto nivel de aceptación. La gente se muestra a favor desde el punto de vista económico, pero sin dejar de lado su preocupación por el medio ambiente. Por ello creemos que es fundamental regular la explotación a través de la realización de un proceso de inspección transparente, ya que el shale permitió una producción inesperada y sustancial a través de las nuevas tecnologías utilizadas”.
“Actualmente, en Estados Unidos vemos muchas industrias del sector que regresan o que arriban por primera vez, debido a que se puede predecir la cantidad de recursos energéticos que salen de estos volúmenes de shale-gas. El principal motivo por el cual ha crecido fuertemente este tipo de explotación en el estado de Pensilvania es la aplicación de los conocimientos que aporta la ingeniería, tanto en el estudio de la geología como en la eficiencia de un entorno regulatorio”.
Por su parte, Giliberti explicó que la matriz energética argentina está orientada al gas natural y el petróleo. “La cantidad de pozos perforados ponen a nuestro país en un lugar de privilegio a nivel mundial en lo que respecta a recursos energéticos. Por eso, el desafío de Vaca Muerta implica un fuerte desafío desde el punto de vista ingenieril. Sabemos que el shale genera un fuerte impacto económico, tanto en la producción como el abastecimiento; en la infraestructura del país, en la recaudación del Estado y en la calidad del empleo, ya que la apertura de este tipo de pozos para la extracción de recursos no convencionales requiere de otro tipo de planificación profesional”.
“Si a la fecha podemos hablar de 300 perforaciones, la próxima etapa incluye un total de 1000 pozos. De esta forma, la provincia de Neuquén, donde se ubica el complejo Vaca Muerta, podría aumentar su producto bruto interno entre un 75 y 100 por ciento. Esto repercutiría en el PBI de la Argentina entre el 3 y el 4 por ciento. A esto podemos sumarle la creación de entre 40 y 60 mil puestos de trabajo. La recaudación fiscal de la provincia se incrementaría entre un 55 y 80 por ciento. Eventualmente, el desbalance energético se daría vuelta y podríamos conseguir el ingreso de más de 15 mil millones de dólares de divisas. Se dejaría de importar el gas natural licuado (GNL). Y, a su vez, se generarían una extensa serie de externalidades en torno a la industria, permeando al resto del entramado productivo y social de la Argentina“, concluyó el representante de YPF en el encuentro que se llevó a cabo en las instalaciones de la Facultad de Ingeniería de la UBA.