China es líder mundial en energía eólica y solar

China se ha convertido en el país con mayor potencia eólica instalada del planeta. Según las estadísticas del Global Wind Energy Council (GWEC), el gigante asiático ha superado con 145.100 megavatios (MW) de potencia instalada a toda la Unión Europea, que cuenta con 141.600 MW. A su vez, según los datos citados por la agencia oficial Xinhua, ha superado a Alemania como mayor productor mundial de energía solar, con 43.000 MW instalados a finales de 2015 frente a los 40.000 MW que tiene instalados el país germano. Esto lo posiciona como líder mundial en el desarrollo de energías renovables.

China añadió el año pasado 15.000 MW de solar fotovoltaica, un 40% más de los que tenía al empezar el 2015, por lo que su capacidad instalada actual es 43.200 MW, y tiene previsto triplicar su capacidad de energía solar instalada para 2020. Los 15.000 nuevos megavatios representan la cuarta parte del total de la energía solar fotovoltaica añadida en el mundo durante 2015.

En cuanto a desarrollo eólico el crecimiento en el año 2015 ha sido muy importante para China: 30.500 nuevos megavatios. Cabe señalar que en el mundo se han instalado 63.013 MW en 2015, lo que supone un aumento del 17% de la potencia acumulada mundial, que alcanza los 432.419 MW. Es decir, China aportó el 48% de la nueva generación eólica en el mundo durante 2015.

China es el país más poblado del planeta y en los últimos años ha experimentado un rápido crecimiento económico que la ha convertido en el mayor consumidor mundial de energía. Sus consumos energéticos están dominados por el carbón: China produce y consume casi tanto carbón como el total del resto del mundo. Según la Agencia Internacional de Energía, el 67% de su matriz energética se compone de esta fuente no renovable.

Sin embargo, desde 2013 el gobierno de la República Popular ha propuesto llevar adelante una “revolución energética” dada la necesidad que tiene el país de satisfacer su creciente demanda de energía, diversificar sus consumos, reducir los altos costos ambientales que tiene la dependencia del carbón, y a su vez, enfrentar las cambiantes dinámicas en el mercado energético global y las tensiones geopolíticas.

Si bien para reducir la dependencia del carbón también ha ampliado el uso del gas y del petróleo, en los últimos años se ha impulsado fuertemente el desarrollo de energías renovables. En este sentido, se ha propuesto alcanzar la meta de que el 20% de la electricidad consumida proceda de fuentes alternativas a los combustibles fósiles para el 2020. Hoy ya alcanza el 11%.

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