La semana pasada la compañía de energía BP (ex British Petroleum Company) publicó la edición número 70 del Statistical Review of World Energy, uno de los informes más prestigiosos que reúne los principales datos de los mercados energéticos a nivel internacional y es una referencia obligada para cualquier interesado en el mundo de la energía. El mismo destaca que el consumo mundial de energía primaria se redujo un 4,5% en el año 2020, el mayor descenso anual desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945.
La caída de la demanda de energía fue impulsada principalmente por el petróleo, que representó casi el 70% del descenso total. También se registraron bajas significativas en el consumo de carbón, gas natural y energía nuclear. En cambio, las energías renovables continuaron creciendo de forma similar a los años anteriores. También fue un año inesperado para las emisiones de dióxido de carbono (CO2) provocadas por consumo de energía, que se redujeron un 6,3% por la contracción de la economía mundial, alcanzando su nivel más bajo desde 2011. Esto es una clara muestra del costo económico que podría tener un impulsivo y poco estudiado plan de reducción de emisiones.
El informe estadístico de BP considera al 2020 como uno de los años más dramáticos en la historia del sistema energético global, superando la crisis del Canal de Suez en 1956, el embargo petrolero de 1973, la revolución iraní en 1979, y más recientemente, el desastre de Fukushima en 2011. La demanda de energía está tan estrechamente vinculada a la actividad humana que, con una caída del producto bruto interno global estimada en 3,5% y restricciones masivas al transporte, los mercados energéticos sufrieron una crisis sin precedentes en tiempos de paz.
Casi todos los países del mundo experimentaron una disminución en el consumo de energía el año pasado. Estados Unidos (-7,7%), India (-5,9) y Rusia (-5,5%) son algunos donde se registraron los descensos más importantes. En Argentina la demanda cayó 7,1 %. China fue una de las pocas excepciones donde el consumo aumentó (2,1%) pero con una marca cercana a la mitad de su crecimiento promedio en años anteriores (3,8%).
Sin embargo, la menor demanda de energía no alteró la composición de la matriz energética primaria mundial, que indica la participación de las diferentes fuentes de energía que se usan para satisfacer la demanda: petróleo (31,2%), carbón (27,2%), gas natural (24,7%), energía hidroeléctrica (6,9%), energías renovables (5,7%) y energía nuclear (4,3%). A pesar de la pandemia, los combustibles fósiles siguieron aportando el 83,1% del consumo de energía en el 2020.
A continuación, algunos de los puntos más destacados del informe.
Petróleo
El impacto de la pandemia afectó especialmente la demanda mundial de petróleo, que cayó un 9,3%, alcanzado su nivel más bajo desde 2011. Los confinamientos y las medidas de distanciamiento social para frenar los contagios de coronavirus llevaron al bloqueo del transporte mundial, por lo que la demanda de crudo cayó estrepitosamente. El petróleo aporta alrededor del 95% de la energía que requiere el transporte. La mayoría los grandes consumidores como Estados Unidos, la Unión Europea e India registraron fuertes caídas, mientras que China fue prácticamente el único país donde aumentó.
La producción mundial de petróleo se contrajo en 6,6 millones de barriles al día. Los países que integran la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) representaron dos tercios del descenso total de producción. Libia y Arabia Saudita registraron las mayores caídas entre los países OPEP, mientras que Rusia y Estados Unidos lideraron los recortes fuera de la organización. A su vez, la utilización de las refinerías descendió hasta el 73,9%, el nivel más bajo desde 1985. La histórica caída del precio del petróleo, que llegó a valores irrisorios, inclusive por debajo de los cero dólares, llevó a un precio promedio de US$ 41,84 en 2020 (para el crudo Brent del Mar del Norte, el que se utiliza como referencia en nuestro país), el más bajo desde 2004.
Gas Natural
El consumo mundial de gas natural disminuyó un 2,3% durante 2020. Este dato contrasta con el crecimiento anual promedio de 3% de los últimos años. No obstante, la participación del gas en la matriz de energía primaria mundial siguió aumentando, alcanzando el récord histórico de 24,7%. En el caso del Gas Natural Licuado, que es un gas refrigerado que se transporta en estado líquido a -160°, la demanda creció un 0,6%, muy por debajo de la tasa de crecimiento media de los últimos años, situada cerca del 7%.
Estados Unidos sigue siendo el líder mundial tanto en producción como en consumo de gas natural, aunque junto con Rusia experimentaron una fuerte caída de la demanda. China e Irán son los países que aportaron los mayores incrementos. Los precios del gas cayeron al mínimo registrado en muchos años: el precio de referencia Henry Hub de Estados Unidos promedió US$ 1,99 por millón de BTU en 2020, el menor precio desde 1995, mientras que los del GNL asiático registraron su nivel más bajo de la historia ( US$ 4,39).
Carbón
La demanda mundial de carbón disminuyó un 4, 2%, afectada por las fuertes caídas principalmente en Estados Unidos e India. Los países que integran la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) registraron su consumo más bajo desde 1965. Además, la producción a nivel mundial se redujo un 5,2%. China fue en este ítem también una de las excepciones notables. El gigante asiático se mantuvo cerca de los niveles más altos de todos los tiempos, y sigue siendo el mayor productor y consumidor de carbón del mundo, con una participación global mayor al 50% en ambas categorías. No obstante, el incremento en China se vio compensado por las por fuertes caídas en otros países.
Renovables, hidroeléctrica y nuclear
La demanda de energía renovable aumentó un 9,7% en 2020, sosteniendo un incremento similar al observado en los últimos tres años. La generación eólica y solar creció de manera notable a pesar de la caída general en la demanda de electricidad, que fue del 0,9%. La cuota de las renovables en la generación de electricidad aumentó del 10,3% al 11,7%. La solar aumentó en niveles récord y se expandió en 127 gigavatios (GW) en 2020, mientras que la eólica creció en 111 GW, casi el doble de su aumento anual más alto anterior. De este modo, la capacidad eólica y solar aumentó 238 GW en 2020.
El principal impulsor del crecimiento de las renovables fue China, que representó aproximadamente la mitad del incremento mundial de la capacidad eólica y solar. Este país sigue siendo el mayor contribuyente al crecimiento de las energías renovables, seguido por Estados Unidos. La Unión Europea se ubica en tercer lugar.
Por otro lado, La hidroelectricidad creció un 1%, nuevamente liderada por China, mientras que la energía nuclear cayó un 4,1%, impulsada principalmente por caídas de la demanda en Francia, Estados Unidos y Japón.
Emisiones de CO2
La disminución de la demanda de combustibles fósiles ayudó a que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) derivadas del uso de la energía se redujeran en un 6,3% en 2020, registrando el mayor descenso en un año desde que se registran datos. De hecho, la caída de más de 2 giga toneladas de CO2 significa que las emisiones del año pasado volvieron a los niveles vistos por última vez en 2011. Las otras pocas veces que las emisiones cayeron fuertemente fue también en coyunturas complejas, como las crisis del petróleo de los años 70, o más recientemente con la crisis financiera del 2008.
A nivel mundial, esta tasa de reducción de emisiones se acerca al número necesario que se debería mantener durante los próximos 30 años para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Sin embargo, se espera que con el avance de las campañas de vacunación y la recuperación de la actividad económica, se retome el crecimiento y la situación vuelva lentamente a la normalidad. Ya hay señales de que la caída de las emisiones del año pasado será de corta duración a medida que la economía mundial se recupera y se levantan las restricciones. El mundo de a poco vuelve a la normalidad. Las emisiones también.