El Ártico es una zona estratégica fundamental por sus implicancias futuras para la explotación de petróleo, gas y diversos minerales, pero también para la actividad comercial por la apertura de nuevas rutas de navegación entre Europa y Asia.
Las principales empresas petroleras respaldadas por los gobiernos de Estados Unidos y Rusia están desarrollando campañas de exploración en busca de los potenciales recursos de petróleo y gas que se encuentran en el Ártico. Se estima que en su fondo marino existen por explorar y explotar alrededor de un treinta por ciento de los recursos petrolíferos que quedan en el planeta, así como reservas de gas, oro, plata y distintos tipos de minerales.
El derretimiento del hielo polar experimentado en los últimos años ha hecho más accesible la exploración en la zona e hizo posible la puesta en marcha de las ambiciones de los países que detentan soberanía como Rusia, Canadá, Estados Unidos (Alaska), Dinamarca (Groenlandia) y Noruega, quienes integran el denominado Consejo del Ártico. El Polo Norte se regula por las Convenciones sobre el Derecho del Mar propiciadas por la ONU, en especial el Alta Mar, Plataforma Continental y profundidades marinas. Pero también se regula por Tratados sobre fronteras Marítimas entre los estados mencionados.
El presidente de los Estados Unidos (EE.UU), Barack Obama, pidió recientemente al Congreso del país norteamericano fondos para la ampliación de la flota de buques rompehielos en el Ártico. Actualmente EE. UU tiene tres buques en la zona mientras que Rusia tiene 40 rompehielos atómicos y está construyendo otros 11 nuevos, la flota Rosatomflot. Los rusos han sido quienes más han explorado el Ártico los últimos años, desde que en 2007 plantaron bandera en el Polo Norte.
La Casa Blanca aseguró en un comunicado que las embarcaciones ayudarían a EE.UU. a «satisfacer nuestros intereses nacionales, proteger y administrar nuestros recursos naturales, y fortalecer nuestras relaciones internacionales (…) El incremento de la actividad humana en la región del Ártico requerirá de una administración comprometida para mantener abiertas las rutas necesarias para el comercio global y la investigación científica, permitir actividades de búsqueda y rescate y velar por la paz y estabilidad regionales”.
Incluso China, que sin tener territorio en el Ártico tiene su propio rompehielos, estudia la viabilidad de usar las rutas marítimas por esa región. El progresivo deshielo estaría facilitando la navegación entre Asia y Europa, que demora menos tiempo que la que se realiza a través del Canal de Suez, lo cual interesa mucho al gigante asiático.
Exploración petrolera
El gobierno encabezado por Obama decidió el pasado mes de agosto otorgar a Shell el permiso para explorar reservas de crudo en las profundidades marinas de Alaska, después que esta iniciativa había sido frenada por cuestionamientos ambientalistas que consideran que las actividades petroleras ponen al área en peligro de accidente y derrame de crudo que podrían afectar el hábitat y la biodiversidad.
Los avances en tecnología y el aumento de los precios internacionales registrado en la última década, junto al hecho de que el mundo ha alcanzado su máxima producción de petróleo convencional (relativamente barato y fácil de extraer), hicieron posible entrado el Siglo XXI la ampliación de las “fronteras hidrocarburíferas” y la puesta en marcha del desarrollo de los llamados recursos no convencionales de gas y petróleo, entre los que podemos incluir a las distintas formaciones tight (shale oil, shale gas y oil shale, tight oil y tight gas), las arenas bituminosas, el petróleo pesado y el ultrapesado, el presalt y el petróleo de aguas profundas, como en el caso del Ártico.
Según la Administración de Información de Energía de Estados Unidos (EIA), la producción mundial de petróleo subió de 85,1 millones de barriles diarios en 2005 a 92,9 millones en 2014, a pesar del declive continuado de la producción convencional, gracias al aporte de los recursos no convencionales. En este contexto, Chevron, Exxon, Royal Dutch Shell y otras grandes compañías invirtieron enormes cantidades de dinero y recursos en una carrera por el petróleo y el gas no convencional considerando que el abastecimiento de hidrocarburos en el futuro dependerá cada vez más de este tipo de recursos.
Sin embargo, desde Junio del 2014 el precio internacional del petróleo ha registrado una caída abrupta, que pone en riesgo futuros planes de exploración alrededor del mundo para perforar en las aguas del Ártico, que requieren de cuantiosas inversiones: la noruega Statoil pospuso sus planes de perforación en el mar de Barents y en la costa oeste de Groenlandia. Chevron pospuso su plan para perforar en el mar Beaufort en Canadá. ExxonMobil, tras la crisis de Ucrania y las sanciones estadounidenses a Rusia, frenó temporalmente las perforaciones en el Mar de Kara en el Ártico ruso.
El desarrollo de los recursos del Ártico enfrenta cuestionamientos ambientales, tienen un costo de producción muy alto y son tecnológicamente difíciles de extraer, por lo que sostener y aumentar la producción a través del desarrollo de los mismos llevará tiempo y estará asociado a la dinámica de precios, la economía y los acontecimientos políticos. Podría tomar 20 a 30 años producir el primer barril de petróleo en el Ártico, pero la cantidad y el valor de los recursos encontrados puede ser muy significativo, lo cual interesa y mucho a las potencias involucradas en su exploración.